La poda del olivo constituye un momento clave para mantener la buena salud del árbol y elaborar el aceite de oliva de la mejor calidad posible. Es un proceso natural que debe realizarse de forma metódica, organizada y experimentada, en el que intervienen distintos factores. En este artículo, te contamos las principales claves para realizar una buena poda del olivo según las características del suelo y la climatología. ¡Sigue leyendo!
¿Por qué se podan los olivos?
El objetivo principal de la poda del olivo es revitalizar sus funciones productivas, retirando las ramas que estén secas o que no sean necesarias, de manera que la savia se pueda repartir mejor entre las ramas “sanas”. Esto contribuirá a una mayor producción de frutos y reducirá el riesgo de enfermedad, por tanto, a una cosecha más abundante.
¿Cuándo es la poda del olivo?
Comentamos anteriormente en nuestro blog el momento óptimo de recolección de la aceituna según la variedad, clima o terreno. Lo más recomendable es podar el olivo justo después de recolectar sus frutos. Es decir, en el período de tiempo que se conoce como “parada vegetativa” del árbol. No obstante, esta época no es igual en todos los casos:
- Si la oliva se recolecta como aceituna de mesa, lo habitual es podar el árbol entre los meses de noviembre y diciembre. Esto puede variar en función de las características climatológicas y que no haya riesgo de heladas.
- En caso de que el objetivo sea producir aceite de oliva, el período de poda se retrasa a los meses de febrero, marzo y abril. Una vez más, la fecha exacta puede variar según las condiciones de cada entorno. Lo importante es evitar podar cuando todavía hay riesgo de heladas. Así, en las zonas donde el clima es más frío en invierno, suele ser más recomendable podar en abril, mientras que, en zonas de clima suave, este proceso puede empezar en febrero.
¿Cómo afecta la edad del olivo a su poda?
En los procesos naturales nunca se puede asegurar nada, puesto que hay muchos condicionantes externos que pueden cambiar el plan inicial. En el caso de la poda del olivo, uno de los aspectos que hay que tener en cuenta es la edad del árbol.
Poda de un olivo joven
Si el olivo es joven y se encuentra en proceso de crecimiento, debe realizarse para consolidar la estructura del árbol. Es lo que se conoce como “poda de formación”, y no requiere una gran intensidad para evitar dañar el olivo en la fase temprana. La clave en este momento es no dejar crecer brotes secundarios que puedan perjudicar a los principales en la producción de aceitunas. También puede ser necesario utilizar tutores.
A medida que el olivo va creciendo y alcanza su edad adulta, se lleva a cabo la “poda de producción”, cuyo objetivo es prolongar al máximo la vida del olivo. En este caso, se deben quitar las ramas con más de 3-4 años para incentivar el crecimiento de las más jóvenes y dejarles más cantidad de savia.
Poda de un olivo viejo
Cuando el árbol ya se considera viejo, es necesario eliminar las ramas improductivas con más frecuencia, ya que se multiplican a medida que el olivo va cumpliendo años. En este caso, hablamos de “poda de regeneración”, que se lleva a cabo para aumentar la fertilidad del árbol.
En algunos olivos viejos, puede ser necesario cortar varias ramas en la misma poda, cuando lo más habitual es cortar una rama y esperar a que vuelva a estar formada.
Así se podan los olivos
Otra de las grandes dudas que surgen a la hora de podar olivos es cuál es la mejor manera de hacerlo. La frecuencia e intensidad de la poda depende del estado de cada olivo, aunque no es recomendable que pasen más de dos o tres años sin podar. Si se poda en exceso, estaremos recortando productividad al árbol.
La poda del olivo dependerá, también, del tipo de recolección, así como del momento en el que se realice. Por otro lado, es importante utilizar las herramientas adecuadas según el momento de formación en que se encuentre el árbol.
En este video podemos visualizar como el usuario de Youtube Jaro Salar realiza una poda:
Un olivo bien podado marca la diferencia
Tal y como hemos mencionado, la forma de realizar la poda debe adaptarse a las características del olivo, y no al revés. En primer lugar, es importante saber qué herramientas son las más adecuadas para podar este tipo de árboles:
- Cuando los olivos son más jóvenes y las ramas tienen un grosor inferior a 5 cm, es más aconsejable utilizar tijeras de poda o serruchos.
- Para olivos de más envergadura, se puede recurrir al uso de motosierras, pues permiten realizar cortes más limpios en ramas más gruesas.
Otro aspecto que marca la diferencia es el tipo de corte:
- Corte ciego: suele ser el más habitual, y consiste en seccionar la rama por completo, para redirigir la savia hacia la rama contigua. Es decir, este tipo de corte se realiza cuando “sacrificas” una rama.
- Corte de arroje: en este caso, el objetivo es sustituir una rama que ya está vieja por otra nueva, para lo que es necesario dejar un pequeño tocón y no cortarla por completo. Esto hace que le siga llegando savia y, gracias a ella, la rama se pueda renovar.
- Corte de rebaje: este tipo de corte se realiza para disminuir la altura de una determinada rama, pero no tanto por cuestiones de renovación.
Lo que sí es importante, en todos los casos, es realizar cortes limpios evitando desgarros, pues esto podría afectar a la calidad de las aceitunas y, por tanto, a la calidad del aceite de oliva.
Curiosidades interesantes
¿Sabías que la madera de olivo es una de las mejores para calentar una casa? Esto se debe a su alto poder calorífico, de unas 4.800 kilocalorías por cada kilogramo.
Además, cada comunidad autónoma establece una normativa específica para el tratamiento y recogida de los restos de poda del olivo. No obstante, lo habitual es que, durante el período habilitado para ello, se quemen o se trituren. En caso de que no se lleve a cabo un buen tratamiento de la madera sobrante, es aconsejable guardar los restos en un lugar hermético, para evitar la propagación del conocido como “pulgón del olivar”.
Una buena poda es imprescindible para aprovechar, al máximo, todas las propiedades de las aceitunas y también para elaborar otros productos de altísimo valor nutritivo, como los aceites del olivar, entre los que se encuentra nuestro aceite de orujo de oliva.