sostenibilidad en el olivar

El cultivo de olivo es una de las actividades agrícolas más antiguas y arraigadas en la cultura mediterránea. Sin embargo, los desafíos medioambientales y socioeconómicos actuales requieren un cambio hacia una gestión más sustentable. En este contexto, el cultivo sostenible del olivo se presenta como una estrategia necesaria para garantizar la viabilidad a largo plazo de este sector esencial.

La importancia de la sostenibilidad medioambiental en la agricultura

La sostenibilidad ambiental en el sector agrícola es de vital importancia, ya que contribuye significativamente a la protección del medio ambiente, la conservación de los recursos naturales y el bienestar de las comunidades agrícolas. Las prácticas sostenibles, como el uso eficiente del agua y la gestión adecuada de los residuos agrícolas, desempeñan un papel fundamental en la reducción del impacto de la agricultura en el entorno.

La adopción de métodos de cultivo respetuosos con el medio ambiente no solo preserva la biodiversidad y los ecosistemas, sino que también promueve la salud del suelo y del agua, asegurando así la sostenibilidad a largo plazo de la agricultura. Además, al fomentar la implementación de prácticas sostenibles, se garantiza el bienestar de las comunidades agrícolas al promover medios de vida saludables y la seguridad alimentaria a largo plazo.

Entendiendo la ley de impulso para la sostenibilidad del territorio de Andalucía

El desarrollo sostenible es el concepto en torno al cual gira el derecho ambiental en la actualidad. En el año 2015 las Naciones Unidas adoptaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), dentro de la llamada Agenda 2030. Estos objetivos proporcionan un marco global para abordar desafíos como el cambio climático y la sostenibilidad ambiental, entre otros.

La Unión Europea ha integrado los ODS en su legislación y políticas, e igualmente apoya a los Estados miembros en sus esfuerzos para alcanzar dichos objetivos. Así, España también ha integrado estos principios y objetivos en las políticas nacionales, estrategias de desarrollo y marcos legislativos.

Ante la necesidad de armonizar el uso racional de los recursos naturales con la protección del medio ambiente y la rentabilidad económica, Andalucía aprobó en 2021 la Ley de Impulso para la Sostenibilidad del Territorio de Andalucía (LISTA), que aborda desde un punto de vista amplio diferentes aspectos relacionados con la planificación territorial, la protección del medio ambiente y la gestión del suelo.

Así, la LISTA promulga la “utilización racional de los espacios de especial valor agrícola”, preservándolos de actividades o usos incompatibles con su naturaleza y “coadyuvando a la protección de la diversidad”.

Prácticas agrícolas sostenibles en el olivar

Según el CSIC, las principales amenazas a la sostenibilidad en el olivar en Andalucía son la sobreexplotación de los recursos hídricos; la erosión y degradación del suelo; la contaminación de aguas superficiales; y la reducción de la biodiversidad.

Para asegurar la preservación de este cultivo es imprescindible aplicar una serie de prácticas sostenibles en el olivar que minimicen el impacto ambiental y maximicen la productividad en la producción de aceite. Algunas de estas prácticas incluyen:

  •       Manejo eficiente del agua. Aunque en la mayoría de las zonas olivareras de la cuenca mediterránea la lluvia es el único aporte de agua del olivar, las sequías cada vez más frecuentes hacen que sea necesario recurrir al regadío, lo que supone una mayor explotación de los recursos hídricos. Por ello, es necesario optimizar el riego, utilizando sistemas deficitarios y adoptando tecnologías eficientes.
  •       Utilización de sistemas de manejo del suelo que controlen y reduzcan la erosión. Frente a los problemas de degradación y erosión del suelo, deben implementarse técnicas que aumenten la cobertura y favorezcan el reciclado de materia orgánica. Las cubiertas vegetales ayudan a proteger el suelo de la erosión, mejoran su estructura y fomentan la biodiversidad.

En este contexto, es importante realizar una adecuada gestión de residuos en el cultivo del olivo, ya que las hojas y las ramas pueden utilizarse como abono orgánico, contribuyendo a mejorar la calidad del suelo y reduciendo el uso de fertilizantes químicos y tendiendo hacia una economía circular y residuo cero.

  •       Optimización de las aguas superficiales. El origen de la contaminación de las aguas está en la utilización de diferentes sustancias para el control de plagas y enfermedades, la fertilización, así como en prácticas ganaderas y de laboreo inadecuadas, o en el propio riego como precursor de la erosión y potenciador de la contaminación difusa. Así, la mejora de la calidad de las aguas superficiales pasa por un manejo sostenible de las plagas y enfermedades, un uso más racional de los fertilizantes y la erradicación de prácticas inadecuadas que tienen efecto directo en la calidad de las aguas.
  •       Mejora de la biodiversidad del olivar. El olivo conforma un ecosistema que alberga una rica biodiversidad, con una gran variedad de especies vegetales, animales y microorganismos que contribuyen a su equilibrio y sostenibilidad. La mejora de la biodiversidad en el olivar se logra mediante la adopción de las prácticas ya mencionadas para una gestión más eficiente de los recursos hídricos o la limitación del uso de herbicidas y pesticidas.

Dentro del sector del olivar, la industria del aceite de orujo de oliva es un ejemplo de economía circular, ya que permite el aprovechamiento total de la aceituna. Además del aceite de orujo crudo, se obtiene biomasa, compost e incluso componentes que se utilizan en el sector de la nutrición y la cosmética.

Beneficios de la gestión sostenible en el olivar

La gestión sostenible en el olivar conlleva beneficios medioambientales y juega un papel crucial en la preservación de la biodiversidad y los ecosistemas, así como en la mitigación del cambio climático, además de suponer un ahorro económico.

La implementación de prácticas sostenibles reduce la contaminación del suelo y del agua, suponiendo así una importante reducción del impacto ambiental. Un uso más eficiente de los recursos naturales evita su agotamiento y promueve su conservación a largo plazo.

Al utilizar técnicas sostenibles, se promueve la salud del suelo y del agua, evitando la erosión y la contaminación, lo que beneficia tanto al cultivo del olivo como al ecosistema circundante.

La adopción de prácticas respetuosas con el medio ambiente tiene un impacto directo en la conservación de la biodiversidad, al promover la presencia de diferentes especies de plantas y animales en el entorno del olivar.

También es importante señalar que, al minimizar la dependencia de productos químicos y fertilizantes, así como optimizar el uso del agua y la energía, se produce un ahorro en los costes de producción.

A largo plazo, la adopción de prácticas sostenibles en el cultivo del olivo puede aumentar la rentabilidad económica de los agricultores, ya que se reducen los gastos y se mejora la calidad de los productos. No podemos olvidar, además, el potencial del olivar en la lucha contra el cambio climático, al actuar como sumideros naturales de carbono.

Recursos y ayudas para la gestión sostenible del olivar

Para fomentar la adopción de prácticas sostenibles en el olivar, existen una serie de recursos y ayudas disponibles. Estos incluyen programas de formación y asesoramiento para los agricultores, así como subvenciones y ayudas financieras para la implementación de técnicas de cultivo sostenible por parte de diferentes administraciones.

El manejo inadecuado del suelo es una de las causas de la erosión, por lo que es fundamental que los agricultores conozcan el impacto de la degradación del medio. Así, la formación es clave para que sean conscientes de la necesidad de utilizar técnicas sostenibles para garantizar la conservación a largo plazo del olivar.

En definitiva, el cultivo sostenible de olivos es una estrategia esencial para garantizar la viabilidad a largo plazo del sector del aceite. A través de la adopción de prácticas respetuosas con el medio ambiente y eficientes en términos de recursos, es posible tener una óptima producción, protegiendo al mismo tiempo la riqueza natural y cultural de las regiones productoras de aceite.

En este marco de prácticas sostenibles, la producción del Aceite de Orujo de Oliva está indisolublemente ligada a la circularidad del olivar. Su obtención permite la valorización del 100% de lo que queda de la aceituna tras la producción de aceite de oliva. El sector ha conseguido un aprovechamiento integral a través del Aceite de Orujo de Oliva y otros subproductos de valor como biomasa, abonos, alimentación animal y compuestos de alto valor añadido para la industria sanitaria y cosmética

 

 

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