La agroindustria del olivar ha experimentado una revolución significativa en las últimas décadas. El paso de métodos manuales rudimentarios a sistemas automatizados supuso una enorme transformación en la producción, aportando numerosos beneficios en términos de eficiencia, calidad y sostenibilidad. En la actualidad, la inteligencia artificial (IA) emerge como una herramienta que puede dar un nuevo impulso al sector del olivar, contribuyendo además a enfrentar el desafío del cambio climático.
Evolución de la automatización en la producción del Aceite de Orujo de Oliva
En un principio, la producción de aceite de oliva, la recolección y el procesamiento de las aceitunas era una tarea laboriosa y exigente. Los trabajadores tenían que varear los olivos para recolectar las aceitunas y luego molerlas utilizando piedras o prensas de tornillo manuales para extraer el aceite.
La automatización permitió mejorar notablemente todo el proceso de producción del aceite de oliva. La maquinaria industrial se incorporó ya en el siglo pasado en las labores de recolección, con la utilización de tractores equipados con pinzas y más recientemente cosechadoras, en combinación con otras herramientas y técnicas tradicionales.
La mecanización también supuso un cambio importante en el proceso de extracción a partir de los años sesenta del siglo XX. En esta fase podemos diferenciar la extracción por presión, que utiliza un sistema de presas, y la extracción por centrifugación, que separa la masa de aceitunas en diferentes productos en función de la densidad.
Según el número de salidas y la cantidad de agua que se utilice, este sistema puede ser de tres fases o de dos fases. El primero que surgió fue el de tres fases, en el que se separan, de mayor a menor densidad, el orujo, el alpechín (un mosto oleoso compuesto por agua, materia orgánica y minerales) y el aceite. Esta técnica permitió mejorar la calidad del aceite desde un punto de vista organoléptico, pero originaba más alpechín que el sistema tradicional y consumía una mayor cantidad de agua.
A principios de los años noventa comienza a implantarse el sistema en dos fases, que permite reducir costes, producir una mayor cantidad de aceite de mejor calidad, consumir menos agua y generar menos residuos. Con el uso de esta técnica, los alpechines están mezclados con el orujo, generándose el llamado alperujo u orujo grado húmedo.
Así, con este cambio en el sistema de elaboración del aceite de oliva, se produjo paralelamente, un nuevo impulso, desarrollo y tecnificación del sector orujero. A partir de la introducción del sistema en dos fases, el sector consigue que el orujo graso húmedo o alpeorujo se evapore en forma de agua en su mayor parte, un 60%. El resto da lugar a valiosas aplicaciones alimentarias, energéticas, medioambientales y sanitarias.
Por lo tanto, supone un salto cualitativo en la valorización que el sector orujero hace de los subproductos del olivar y, en consecuencia, un impacto positivo en el olivar y el medio ambiente.
Progresivamente, los avances en la agroindustria del olivar también han ido llegando a otras áreas del ciclo productivo, con la introducción de sistemas de automatización de procesos para monitorizar y controlar las diferentes etapas.
Estos sistemas permiten, por ejemplo, ajustar automáticamente ciertas variables del proceso de producción, como la temperatura o la presión, detectar problemas en la maquinaria o variaciones en la calidad de las aceitunas, antes de que afecten al producto final.
Además de potenciar la calidad de los aceites del olivar, la automatización también ha contribuido a mejorar la eficiencia energética y la sostenibilidad de la producción. Los sistemas de control automático optimizan el uso de energía y recursos, reduciendo el impacto ambiental.
La era de la Inteligencia Artificial en la producción de aceite
Si bien la automatización ha transformado la producción de los aceites del olivar, la introducción de la IA está llevando a la industria a un nuevo estadio. La IA se refiere a la capacidad de las máquinas para realizar tareas que normalmente requieren inteligencia humana, intentando replicar las capacidades de nuestro cerebro.
La llegada de la inteligencia artificial va a suponer también un hito en la industria olivarera, ya que abre las puertas a un abanico de posibilidades innovadoras y eficientes. Esta herramienta puede optimizar diferentes etapas del proceso de producción, desde la recolección hasta el envasado, pasando por la extracción y la refinación, gracias al análisis de una gran cantidad de datos, el aprendizaje automático y los algoritmos avanzados.
Beneficios de la integración de la inteligencia artificial
Aplicada a la producción de los aceites del olivar, la inteligencia artificial está permitiendo ya mejorar la calidad del producto, optimizar los procesos y mejorar la eficiencia energética en la cadena de producción.
Mejora de la calidad y consistencia del producto
Una de las aplicaciones más interesantes de la inteligencia artificial en el sector del olivar es el análisis de datos de producción y calidad a lo largo del tiempo, con el objetivo de predecir la calidad del aceite en función de diferentes variables, como las condiciones climáticas, la variedad de aceituna o las prácticas de manejo.
Esto permite a los productores tomar decisiones informadas y medidas proactivas para mejorar la calidad del aceite. Por ejemplo, si los datos indican que una variedad de aceituna produce un aceite de mayor calidad bajo ciertas circunstancias climáticas, pueden ajustar sus prácticas de manejo.
Otras de las aplicaciones más interesantes en este campo es la determinación del momento óptimo para la recolección o la selección de la variedad de aceituna más adecuada para un terreno en función del tipo de suelo y las condiciones del clima.
Optimización de procesos y eficiencia energética
Gracias al análisis de grandes cantidades de datos recopilados durante las distintas etapas del proceso de producción, los algoritmos de IA son capaces de identificar patrones y tendencias. Así, es posible determinar qué áreas o procedimientos se pueden mejorar desde el punto de vista de la eficiencia y la reducción de costes.
Por ejemplo, es posible determinar la cantidad óptima de energía necesaria para los procesos de molturación y prensado, lo que puede traducirse en un ahorro de costes y una menor huella de carbono.
Impacto en la sostenibilidad y responsabilidad ambiental
La sostenibilidad y la responsabilidad ambiental son preocupaciones crecientes en el sector olivarero y la inteligencia artificial puede suponer un gran aliado en este sentido.
Uno de los usos más interesantes en este sentido es el análisis del suelo y las necesidades hídricas de los olivos para optimizar el uso del agua y de los fertilizantes, unas prácticas que tienen un gran impacto en la sostenibilidad ambiental.
Además, la IA también es una herramienta muy valiosa en la detección temprana de enfermedades y plagas, lo que contribuye de manera importante a la preservación de la biodiversidad y la salud del suelo.
No menos importante es la contribución de la inteligencia artificial a la trazabilidad alimentaria de los aceites del olivar. El uso de la tecnología para rastrear y documentar las diferentes prácticas a lo largo de la cadena de suministro sirve para mejorar la transparencia y seguridad alimentaria.
En definitiva, la inteligencia artificial está transformando la industria de los aceites del olivar, mejorando la eficiencia, la calidad y el respeto al medio al medio ambiente. A medida que estas tecnologías avancen, los beneficios serán cada vez más evidentes y significativos. Así, el sector del olivar estará produciendo un aceite de mayor calidad y contribuyendo al mismo tiempo a la sostenibilidad del planeta.